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El grupo Iberdrola contribuye de manera directa a alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6, agua limpia y saneamiento, trabajando por un uso racional y sostenible de este recurso de primera necesidad y afrontando los riesgos relacionados con su escasez. Gracias a estos esfuerzos, la compañía es hoy en día una de las utilities con mejor productividad de agua y, para 2030, se ha comprometido a reducir un 50 % la intensidad de uso de agua/producción respecto a 2019.
Objetivo 6: Agua limpia y saneamiento. Transcripción del vídeo [PDF] Enlace externo, se abre en ventana nueva.
Iberdrola, posicionada como una de las utilities con mejor productividad de agua (ventas/agua utilizada), según la clasificación de Global 100 entre una selección de principales utilities.
Objetivo: reducir la intensidad de uso de agua/producción un 50 % en 2030 respecto a 2019.
La sustitución de la generación térmica convencional (centrales de carbón y fuel) por tecnologías más eficientes ha supuesto una disminución del consumo de agua por GWh. El grupo Iberdrola ha completado el proceso de cierre de todas sus centrales de carbón a nivel mundial y, a cierre del Ejercicio 2021, el 81 % de su capacidad total instalada procede de fuentes libres de emisiones, principalmente, energías renovables y ciclos combinados.
El grupo se esfuerza en hacer un uso racional y sostenible del agua y afrontar los riesgos relacionados con su escasez. En el Ejercicio 2020, Iberdrola retornó al medio receptor el 96 % del agua captada y ahorró 3.277 Mgl gracias a su reutilización en ciclos cerrados o semiabiertos.
La compañía está adscrita al CEO Water Mandate de Naciones Unidas para fomentar prácticas sostenibles en el uso del agua.
Participa en CDP Water desde su primera edición, un organismo de la ONU cuyo objetivo es instar a las empresas, los mercados financieros y los gobiernos a realizar un uso sostenible del agua y a invertir en seguridad hídrica.
El ODS 6 busca garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos. Para ello, se contemplan medidas como el acceso universal y equitativo al agua potable a precio asequible para 2030, la reducción de la contaminación y los vertidos para mejorar la calidad del agua, o minimizar la emisión de productos químicos y reducir el porcentaje de aguas residuales sin tratar.
Alrededor de 2.200 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a agua potable segura y 4.200 millones no cuentan con servicios sanitarios gestionados de forma segura, según el informe Progresos en materia de agua potable, saneamiento e higiene (2000-2017), firmado en 2019 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF.
Una de cada 10 personas en el mundo (unos 785 millones) no disponen de servicios básicos, incluyendo los 144 millones que beben agua de superficie no tratada. En zonas rurales, la concentración de población sin recursos es mucho mayor: ocho de cada 10 personas carecían de servicios básicos en 2017.
Asimismo, 673 millones de personas siguen practicando la defecación al aire libre. Si bien es cierto que esta cifra se ha reducido a la mitad a nivel global (un 21 % en 2000 frente a un 9 % en 2017), en África subsahariana, sin embargo, ha aumentado debido, sobre todo, al fuerte crecimiento demográfico de la región.
La diarrea relacionada con la falta de agua potable, saneamiento e higiene es una causa directa de mortalidad infantil: 297.000 niños menores de cinco años mueren cada año por este motivo. Además, el saneamiento deficiente y el agua contaminada están relacionados con la transmisión de enfermedades como la fiebre tifoidea, la disentería, el cólera y la hepatitis A.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU) en su Informe de Síntesis de 2018 sobre el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 relacionado con el agua y el saneamiento, "el desarrollo social y la prosperidad económica dependen de la gestión sostenible de los recursos de agua dulce y los ecosistemas". Así pues, la disponibilidad de agua dulce en proporciones adecuadas de calidad y cantidad es fundamental para cualquier aspecto de la vida y del desarrollo sostenible. El citado informe reconoce que "los recursos hídricos están integrados en todas las formas de desarrollo, en el mantenimiento del crecimiento económico en la agricultura, la industria y la generación de energía, y en la conservación de ecosistemas saludables".
La OMS y UNICEF afirman que las zonas rurales son las que sufren la mayor falta de agua, tanto en cuestiones de calidad como de cantidad. De los 301 millones de personas que viven en áreas rurales afectadas por la escasez de recursos hídricos y agua limpia, el sur de Asia y África Subsahariana se reparten los damnificados a partes iguales, siendo India, China, Nigeria y Etiopía los países más vulnerables.
Revertir esta realidad se ha convertido en un objetivo primordial en el ámbito internacional. Por este motivo, garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos es el ODS 6 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, aprobados en septiembre de 2015, como parte de la Agenda 2030.
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Las metas concretas fijadas para el año 2030 son: